Editorial

¿Es austero el presupuesto 2025?

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El ministro de Hacienda, Mario Marcel, en su reciente Informe de la Hacienda Pública, reportó que el gobierno central cerrará este año con un déficit fiscal equivalente a 1,9% del PIB. Para 2025, la proyección oficial es que dicho déficit se reduciría a 1%, acompañado de una estimación de crecimiento económico de 2,67%. Se trata de una cifra optimista, en el rango superior de las proyecciones vigentes, en donde el devenir de la economía china genera la mayor preocupación por el sesgo a la baja que podría introducir. Este riesgo se da en un contexto en donde el crecimiento anualizado de la economía chilena, a agosto pasado, llegó a solo 1,7%, cifra que desciende a un modesto 1,3% al excluir al sector minero, lo que da cuenta del limitado dinamismo que siguen exhibiendo los sectores productivos.

Chile suma largos años sin un fisco equilibrado, con una incmpatible trayectoria de gasto público comprometido.

Por otro lado, la deuda pública, llegó a US$ 128 mil millones, en junio pasado, equivalente a 41,6% del PIB. Si a ésta se suma la deuda emitida por las empresas estatales, la cifra bordea el 60% del Producto, lo que refleja los efectos acumulados de varios años de desequilibrios fiscales. En la última década, el déficit fiscal ha promediado el 3,1% del PIB, incluyendo los sustanciales desequilibrios de los años de pandemia; pero aun si se excluyen 2020 y 2021, el déficit promedio es de 1,9% del PIB.

Este panorama evidencia que Chile suma largos años sin un fisco equilibrado y que la trayectoria del gasto público comprometido es incompatible con dicho resultado, ante lo cual el anuncio de una nueva expansión del gasto en 2025 aleja la posibilidad de que el equilibrio fiscal pueda lograrse de manera sostenible. En este sentido, hubiesen sido bien recibidas medidas concretas de contención del gasto, tal como lo recomiendan sucesivas evaluaciones respecto de programas estatales que reflejan escaso impacto y que debieran ser reformulados o eliminados. De igual manera, deberían abordarse con mayor seriedad comportamientos oportunistas en la gestión pública, como el notable incremento del ausentismo laboral. En 2023, los trabajadores del sector público registraron un promedio de 31,8 días de ausentismo, cifra considerablemente superior a la del sector privado y 23% mayor que la 2018, lo que lleva a concluir que para problemas de este tipo no existe, finalmente, ninguna contención.

En la presentación del ministro llamó, igualmente, la atención la ausencia de una discusión más profunda sobre el crecimiento tendencial para la próxima década, tal como lo advirtió el Banco Central en su último IPoM. En el mensaje se presentaron una serie de medidas administrativas y legislativas para promover la inversión, que poco se condicen con los sucesivos proyectos de inversión rechazados por la burocracia gubernamental. En definitiva, lo que persisten son la contradicciones entre los objetivos declarados y las acciones concretas para impulsar el crecimiento, la inversión y la eficiencia del gasto público.

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